A la luz de una luna en cuarto menguante, llena un cuenco con agua. Concéntrate en todas aquellas emociones que lastran tu potencial: miedos, inseguridades, pereza, ... Y escríbelas en un papel.
Agrega un puñado de sal al cuenco, y remueve el agua con un cuchillo de mango negro. El agua representa las emociones negativas, y la sal su purificación.
Vierte el contenido del cuenco en la tierra mientras recitas:
"Imploro a la Gran Diosa,
que el agua así purificada
se lleve toda emoción negativa
que haya albergado mi corazón.
Que mi espíritu sea así purificado
como el agua que ahora vierto.
¡Que así sea!"
que el agua así purificada
se lleve toda emoción negativa
que haya albergado mi corazón.
Que mi espíritu sea así purificado
como el agua que ahora vierto.
¡Que así sea!"
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